¡Bienvenidos!

Pritologia. Un estilo de vida. Una manera diferente de ver el mundo. Un nuevo modo de pensar.

Corazón, boli y papel.

Grandes ideas bien plasmadas.

"Eres el puto amo. Recuérdalo."

De cómo una sonrisa cambió mi vida.

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Si está en un post-it tiene que ser importante.

Entremses

Para ir abriendo el apetito.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

QUINCE

Se acaba otro año y uno nuevo está por comenzar. Y, como no, de nuevo aparecen los típicos propósitos que todos nos proponemos a cumplir, y que duran (con suerte) 13 días de 365. Parece que la marcha Radeztky no es tan motivadora como pensaba... Menos mal que tenemos el ojo del tigre y los doce priconsejos para vivir un 2015 de diez. ¡Empezamos! Del francés: empezons.

Número 1. Se acaba un año, y como me gusta decir, se escribe un punto y seguido para finalizar este capítulo escrito. Los buenos ratos, los malos tiempos, las dudas y alegrías, e incluso las novedades. Todo ello te ha hecho llegar hasta aquí. Tenlo siempre en tu memoria. Algún día lo agradecerás.

Número 2. Es de bien nacido ser agradecido, y que menos que un simple Gracias a todas aquellas personas que se lo merecen. Y quien dice gracias dice un regalo, un café, un SMS (sí, todavía existen por increíble que parezca). Cualquier momento es bueno para hacer saber a alguien que es importante para ti y que te ha ayudado a recorrer el camino.

Number 3. You have to aprender algún idioma, alguna nova lingua. Pero no por obligation, eso estaría très très mal. Aprende por gusto: dulce o salado, no importa, pero que te guste la lengua que aprendes. Más adelante entenderás el porqué de saber idiomas y dirás ¡Voilá!

Número 4. Cómo decirlo suavemente... Está bien que nos digas por las redes sociales lo bien que te trata la vida o lo perra que estás dejando que sea. Vale. Pero, por favor, desde el cariño: ¡NO NOS INTERESA SABER LA @#?& HORA EXACTA QUE VAS AL EXCUSADO A HACER DE VIENTRE! Modérate una miaja.

Número 5. Rodéate de la gente que te haga crecer y aleja a toda esa gente tóxica que son como un yugo para ti. Recuerda: lo importante de los amigos no es que sean muchos, simplemente que sean. ¡Y no te olvides de tu familia! Esa seguro que nunca falla.

Número 6. Viaja. Descubre. Explora. Aunque sea al parque que está al lado de tu casa y solo ves desde el coche cuando sales. No importa a donde, pero atrévete (te te) a vivir una aventura como el señor Bolsón. ¿Captas ya por donde van los tiros de los idiomas?

Número 7. No te centres en los errores del pasado. Lo pasado, pasado está y no se puede modificar. Tan solo acéptalo y deja de darle vueltas.

Número 8. No te centres en los errores del pasado. Lo pasado, pasado está y no se puede modificar. Tan solo acéptalo y deja de darle vuel... Creo que me he repetido...

Número 9. Experimenta, y no hace falta que sea con productos y mezclas en plan Heisenberg. ¿Que te gusta la fotografía? Sal a hacer fotos al campo. ¿Que lo tuyo es la escritura? Papel y boli y que corra la tinta. ¿Que eres más de, yo que sé, tiro con arco o yoga? ¡Apúntate! Vive nuevas emociones, (re)enciende la llama de la pasión en tu interior.

Número X. Y no, no es un consejo sexual por mucho que os pese (que nos conocemos). No voy a hablar de cerdadas por que no es lo que siento. Pero lo que si siento es amor. El amor. Si ya lo has encontrado: lucha por él, vuélvete loco por él, crece con él. La medida del amor es amar sin medida, aplícate el cuento. Si no lo has encontrado: no desesperes, ya llegará, la persona de tu vida está ahí fuera esperándote. ¡OJO! Que no quizá no esté toda la vida en espera, asique no te duermas en los laureles.

Número 11. Medidas de velocidad: kilómetros por hora, millas por hora, y... ¡sueños  por hora! Estoy seguro que todos tenéis un sueño, una meta por conseguir. ¡ESTE ES TU AÑO! Que puede que no lleguéis al final, pero no desistáis en el empeño por conseguirlo. Apunta todas tus metas, proponte objetivos realistas y realizables, y porqué no, recompénsate por cada paso dado. Tus sueños están a la vuelta de la esquina.

Número 12. Empieza un nuevo año y con él se abre una página en blanco para otro nuevo capítulo. Un nuevo lienzo en el que pintar todas las cosas que te ocurran, sea para bien o sea para mal.. Lo importante es saber aprovechar cada una de ellas: sacarles la esencia.

Número 12+1. Y yo que iba a escribir una docena... Es igual. Si en el 1 teníamos el capítulo concluido y en el 12 el inicio de un nuevo capítulo, creo que es obvio. Estás escribiendo el libro de tu vida. Con boli BIC, con Pilot, con pluma de las de antes o con tu propia sangre (vale, lo de la sangre sobraba un poco). Pero es tu vida la que se escribe. Disfruta el camino

Bonus track. Lo mejor no ha pasado ni está por venir, está pasando. Y créeme que esto es cierto. Solo hace falta ponerse las gafas correctas para darse cuenta de ello. Consejo extra: vive el presente, pero sobre todo, vive el gerundio.

Y ya que empezamos el 2015, consejo número 15. Felizidad se escribe con Z. Lo siento señores de la RAE, pero endeque venga alguna de vuesas mercedes a corregirme seguiré afirmando que felizidad se escribe con Z. Porque sí. Porque la Z es la última letra, y nuestra felizidad debe durar hasta el final. Ya sabéis, para el 2015: felizidad hasta el final.

Sé que me dejo cosas en el tintero, y que lo ya entintado podría estar mejor. Menos mal que siempre contaremos con la opción: Otros. Indique su consejo..................................................................................................

Feliz 2015: este es TU año ;)

miércoles, 24 de diciembre de 2014

¡Grita fuerte, canta alto!

Y otro año más: ya está aquí, ya llegó; ¡VIVA NAVIDAD! Para mí la mejor época del año, mucho más incluso que verano o carnaval. ¿Será acaso por las bandejas de turrones? ¿Quizá por los adornos en el árbol? ¿O tal vez porque todo se tiñe de verde, rojo y blanco? Difícil responderlo, y fácil al mismo tiempo: la Navidad es Navidad por todo esto y ninguna de las mismas.

Pareciera que en los últimos años el "espíritu navideño" se haya transformado en una especie de trastorno obsesivo-compulsivo materialista. Es decir, Navidad es época de compras y compras y compras y, como no, más compras. No sé. Me fascina que la gente se acuerde de los más queridos e inviertan en presentes para ellos, pero cuando algo empieza a hacerse casi como un ritual se pierde la chispa de los mismos que es el amor.

Navidad para mi es eso: AMOR. Un amor que va más allá del regalo debajo del árbol. Es un amor que se muestra en todo momento sin hacer esfuerzos para mostrarlo. Un amor que, por muy pequeño que parezca, es el más grande de todos. Un amor sin límites que llena todos los corazones. Amor sincero. Amor sin ceros.

¡Qué tiempo este que vivimos! La ilusión de los niños que todo lo ilumina. La ilusión de niños que siempre resurge. La ilusión de la Navidad. Qué afortunado soy de sentir esta ilusión cada año y vivirla con intensidad. Ojalá y todos vosotros (re)encontréis esa ilusión navideña. Y ojalá que tengáis unas felices fiestas.

Una vez me dijeron: "Haced feliz la Navidad", y aunque todavía no llego a entender del todo la frase, poco a poco voy comprendiéndola. Si tuviera que hacer una felicitación, seguro sería con esas palabras: haced feliz la Navidad. Pero sobre todo, hacedla feliz en vuestro hogar. Porque el hogar son las personas, no los sitios.

Navidad: en el hogar, en felicidad.

jueves, 28 de noviembre de 2013

#NazaretALaRomana IV. El final del principio

La hora había llegado. El momento en el que teníamos que volver a casa. El momento de separarnos. Ya los del sur nos habían dejado hacía unas horas, se notaba su ausencia. Pero el grueso del grupo, la mayoría, como vino se fue. Yo nunca fui de despedidas, ello implicaría que no nos volveríamos a ver; soy menos del "Adiós" y más del "Hasta luego". Lo cual no quita que no me guste dar abrazos de esos que lo dicen todo. "Cuídate, te voy a echar de menos, pero estaré contigo."

Todos pensamos que en ese momento la aventura terminaba... Ilusos. Aún quedaban muuuuuuchas historias que vivir y que en algún futuro podremos contar a nuestros nietos. Quién nos diría que hay guardas como Dios manda en una estación de tren. Quién nos diría a nosotros que, en medio de tanto caos, seríamos capaces de improvisar una sorpresa. Quién podría asegurarnos que unas pizzas iban a saciar nuestro hambre mientras hacíamos tiempo en el aeropuerto. Quién iba a ser capaz de adivinar que nos echaban del mismo y nos tocaba dormir en la calle, con el frío y la lluvia. Pero sobre todo, quién nos diría que podríamos celebrar la vida de alguien de la forma más original posible y ello nos haría olvidar experiencias poco favorables (PD.: ¡Felicidades!).

Al menos tuvimos suerte, y fuimos listos. No todo el aeropuerto estaba cerrado, y pudimos "dormir" bajo cubierto (quien dice "dormir", dice "descansar"... nótese la ironía). Pero ya era algo, un lugar en el que pasar nuestras últimas horas en Italia, y hacer tiempo hasta la hora de partir. Nunca en mi vida (y eso que tampoco he vivido mucho, pero lo justo para tener un amplio background) se me habían hecho tan eternas unas horas.

Puedo quejarme, y lo hago, pero no para mal. Valió la pena vivir tantas experiencias por muy desagradables que fuesen a veces. Pero sin duda alguna, volvería a pasar por ellas si me hace vivir momentos tan bonitos como los que viví.

Y os preguntaréis: "Prito. Ya estáis en el avión, estáis volando y habéis aterrizado. Ya se acabó la historia. ¿Un buen viaje, no?"... ¿Quién ha dicho que haya acabado? Fue pisar Madrid y los problemas volvieron a mi vida. Más despedidas. Último tren, destino Cuenca. Últimos pasajeros a bordo... Excepto el menda. Así como había empezado el viaje lo iba a terminar: solo. Bueno, solo físicamente. Pero en espíritu eran muchos quienes iban a su lado.

Tras las explicaciones oportunas, el joven avileto cogía los últimos transportes públicos para llegar a su casa. Y... que raro... ya la estaba liando... Una cosa que tenía que hacer, UNA COSA, tan sencilla como montarse en un tren antes de la hora de salida y casi lo pierde por segunda vez. Si con razón dicen que todos los tontos tienen suerte.

Y por fin, tras miles y miles de historias y experiencias, otras tantas de fotos y aventuras sin igual, llegó. Y llegó y lo primero que recibió fue una sorpresa: allí estaba su hogar. El hogar. No son los sitios, son las personas. Me atrevería a decir que todos los que fuimos somos un hogar, y a cada día que pasa nuestro hogar es mayor y más acogedor.







Familia Nazaret: hogar en el que caben todos sin que sobre ninguno.




lunes, 25 de noviembre de 2013

#NazaretALaRomana III. The fast & the furious: A todo gas

Llegó el momento. El grupo estaba completo. Por fin, la Familia Nazaret unida (físicamente como en espíritu) en Roma. Los reencuentros, emotivos como siempre, y algún que otro "¡Anda, si te has cortado el pelo! Te queda mejor así". Solo quedaba tiempo para cenar algo e irse al sobre a descansar. Nos esperaban días intensos. Muy intensos.


El sol salía por el este, como siempre, señal de que nuestro día empezaba. Todo estaba perfectamente cuadrado para ir con tiempo. Pero, como siempre, nunca se cumplen los horarios. Que si los dineros, que si los cafeses, que si tal y cual, y esto y aquello... Total, retrasos everywhere (el primero el de un servidor).

Hora de coger el b... ¿¡Cómo!? ¿¡Qué el 223 no pasa fines de semana ni festivos!? Adiooooooooos. A hacer transbordos pues. Del bus al tranvía. Del tranvía al metro. Del metro al bus. De este a otro bus. De nuevo al tranvía. Un nuevo bus. ¿Metro ahora? ¿Tranvía? ¿Metro? Vale, estamos. A patita, que tenemos muchas cosas por ver y por aprender. Y, ante todo, mucho por andar. Perdón: ¡correr! Suerte que algunos ya veníamos con la costumbre de serie, pero empezaron a salir apuestas sobre quién era el primero que se quejaría y cuándo. Siento decirlo, nadie acertó.

Santa María la Mayor, primera parada, y con carrera popular incluida. Santa Prassede. San Pietro in Vincoli (con el Moisés del amigo Miguel Ángel). La Sta. Croce in Gerusalemme, uno de los lugares más significativos y una de las experiencias más intensas que he podido vivir. San Juan de Letrán, esa monstruosa a la par que hermosa basílica.

¡Viva la virgen de Rus! Quién lo diría, que hasta en Roma nos encontramos con San Clemente. Y tan cerquita del Coliseo. Próxima estación: la máquina de escribir (nombre "cariñoso" que recibe el monumento a Vittorio Emanuele II), previo paso por los Foros y el Campidoglio. De ahí a la iglesia del Gesù, momento para la oración, tiempo libre y cerveceo.

Cena. A dormir. Adiós viernes. Hola sábado. ¡Que nos vamos al Vaticano! Y con la misa allí, ¡qué emoción! Hasta que los trajeados empezaron con ese je ne sais quoi cual moscas. "Per favore: no foto, no video. Grazie". Toooooooooodo el santo día igual. Suerte que algunos nos hicimos un poco los suecos y fuimos más listos que el hambre (no me juzguéis por ello, que muchos de vosotros seguro que también lo hacéis). Qué decir de San Pedro que nadie sepa ya. Podría escribir páginas enteras de este templo tan maravilloso. Mas ahora me quedaré con "La Pietà" y la visita a la cúpula. ¡Dentro vídeo!

"Error 404: Video not found. Talk with the cat for them. Miau."

Y como no, volvemos a la carrera para llegar a los Museos Vaticanos. Qué desastre... Pero pudimos entrar. Y hacer fotos. Y hacer fotos. Y hacer más fotos. ¿A la Capilla Sixtina? Por supuesto. Aunque hubo tiempo para otras bellezas tales como el Laocoonte o unos calzoncillos de Jake el perro. Las casi tres horas que estuvimos se quedaron cortas para algunos, yo incluido, con tanto arte junto. Awesome.

En ese momento empecé a darme cuenta que el viaje llegaba a su fin en breves, y aun con todo el cansancio encima hicimos de tripa corazón y disfrutamos del momento. Carpe diem, unas pizzas y a San Pablo Extramuros. ¿Última parada? Todavía no. Aún quedaba el Trastevere, el barrio más clásico, el más rústico, el más romano. Cena "en comunidad" y de nuevo al descanso nocturno. Bueno, descanso descanso, lo que se dice descanso, lo justo para aguantar un día más. Había que disfrutar del tiempo libre que bien nos merecíamos.
Se predica mejor el Evangelio con el cargador lleno...
Domingo, día del Señor. Esto se acaba. ¿Y qué hacemos hoy? Vámonos a ver las catacumbas de Santa Priscila, a que los claustrofóbicos lo pasen mal. "¿A las catacumbas? ¿El domingo? ¿Por qué no fuisteis al Ángelus?" Sinceramente, muchos preguntaron y a todos, la misma respuesta: no lo sé. Un misterio que seguirá sin resolverse...

miércoles, 20 de noviembre de 2013

#NazaretALaRomana II. Otro país...

Italia. Città Eterna. Ya estábamos allí. Algunos todavía seguimos asimilándolo. Cierto es que tiempo ha el joven avileto estuvo allí, pero era muy distinto. No iba a haber desfases ni broncas, no iba a ver cómo dos amigos acababan a puñetazos; eso fue cosa del pasado. Ahora iba con otro espíritu... Ciertamente, con otro Espíritu, ese que le guiaría a tomar decisiones, a decidir qué camino tomar, a elegir qué hacer y qué dejar; ese Espíritu que todo lo mueve en la dirección correcta.

Mapa en mano, la pequeña avanzadilla emprendía rumbo hacia... hacia... bueno, no sabían realmente hacia donde iban. Pero era claro que debían dejar sus trastos en algún lugar. ¡Al convento! Veamos... Línea 223. 25 paradas. Ufff, empecemos a contar.

Una parada. Vamos bien.

Dos paradas. Anda, si aquí se puede subir por cualquier puerta. Qué nivel.

Tres paradas. ¿Por qué la gente no paga? Que ruines son...

Cuatro paradas. ¿Pero es que en serio no va a pagar nadie?

Cinco... no, seis paradas. Me están tocando mucho la moral los morosos estos, ehh.

Siete, ocho, en esa no paramos pero es la nueve, diez, once. ¿Once? ¿No es la doce? Vaya lío... ¡Y la gente sigue sin pagar billete! ¡Pero esto qué es!

¿Qué parada es esta, la dieciocho o la diecinueve? Ah, que ya hemos llegado. ¡Abajo todo el mundo! Que ya eran más de las 15:00 y nosotros sin comer. Menos mal que las monjitas nos tenían preparados unos platos para chuparse los dedos (y menos mal que también hablaban español, menos mal)

PAUSA. Lo siento, pero esto que voy a contar ahora es importante. Mamá, si estás leyendo esto, siéntete un poco más orgullosa de mí a la par que puedes llamarme idiota (por no decir algo más feo) por lo que hice en Roma. Damas y caballeros, por primera, de momento única y ojalá que última vez en mi vida, Prito comió... brócoli. Gracias.

Y tras llenar el buche y reponer fuerzas, pequeña siesta incluida para algunos, el grupo de avanzadilla emprendió su camino y empezó a descubrir tan maravillosa ciudad. Así, mapa en mano, recorrieron (y no exageró, mis pies lo pueden atestiguar) casi un cuarto de Roma en apenas unas horas. Teniendo siempre presente que a las 6 pm ya era de noche.


Panteón, fontana di Trevi, monumento a Vittorio Emmanuelle II, foro de Trajano y su columna, y el mejor de todos: GIOLITTI. Dulce manjar de los dioses, ¡qué helados! Pena que a las 9 ya nos tocase emprender la vuelta al alojamiento. Del metro al bus y a esperar. Y esperar. Y esperar. Y esp- (perdón, me entra e sueño) -erar... ¡UNA HORA DE ESPERA HASTA EL MALDITO 223! Al menos llegamos puntuales a la residencia. Duchita. Cama. Buenas noches.


¡Y buenos días! Empieza una nueva jornada. Desayuno, recogida de lo imprescindible y a correr para pillar el bus. Irónico, pero cierto. A seguir pateándonos Roma, y esta vez cámara en mano. Coliseo, los foros, el circo, las termas... Una ristra de monumentos y lugares tan larga como kilómetros recorrimos en un día. Ya prácticamente estaba todo visto y no era ni de noche. ¿Qué hacemos? Vámonos de compras y descansar un poquito de tanta maratón. Y menos mal, porque no sabíamos la que nos iba a caer... ¡Sálvese quien pueda!

Mentir está mal Pinocchio, muy mal...