¿Pero quién demonios es Prito?

Si esto fuera Twitter, tan solo tendría 160 caracteres para hablar de mí mismo. Si estuviésemos en Tuenti... bueno, imitar a un cani no es lo mío. Y como tampoco es Facebook podría ponerme a despotricar contra el gobierno (Nota: Solo por si las moscas. Obama, if you are reading this I hope you like it nigga. Peace.)


¡Holita a todos! Me presento. Mi nombre es Prito. Bueno, en realidad no es el nombre que figura en mi DNI, pero desde tiempos inmemoriales que soy conocido por dicho nombre que es más usado que el mío propio... Tendré que arreglar este lío (de faldas).


Hola. Me llaman Prito (mucho mejor). Joven abulense (que no avileto) con sus ventitantas primaveras a las espaldas. Proyecto de psicólogo en busca de un remedio efectivo contra el mal de males más malo que existe: el aburrimiento. Sí, la resaca es un mal peor que el aburrimiento, pero sirve igual. Y también para la alegría, aunque no sea un mal, pero puede intensificar sus efectos.


¿Y por qué? Bueno, por algo me llaman Sastre de Sonrisas. La verdad, no puedo concebir un mundo sin risas, sin alegría, sin felicidad. Y estoy lo suficientemente loco como para cambiar una tristeza por una sonrisa de la forma más inesperada (algunas fuentes dicen que mis métodos son poco ortodoxos; explosivos pero efectivos)


Aparte de eso, sigo siendo un chico sencillo que vive sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir. ¿Aficiones conocidas? Un depósito lleno de gasolina, el coche a punto y, como se dice, carretera y manta (preferiblemente si es por un arrebato de "sensatez"). Añadiendo, por supuesto, el proceso de aprendizaje en el noble arte de la guitarra. Y también en plena faena de descubrir el gran e interesante mundo de la fotografía.


Si has tenido la cortesía de leerte toda esta chorrada: GRACIAS. Y te invito a que sigas leyendo mis demás historias. Ahora mismo mi cabeza es un hervidero de ideas. Quién sabe qué será lo próximo que escriba... La experiencia de un viaje... Un principio de una pequeña gran novela... La primera tontería que se me venga a la cabeza... En fin, que sabe nadie. Ni siquiera yo.