domingo, 9 de octubre de 2011

Piedras y musgo.

¡Saludos! Queridos amigos, queridas amigas, Pritólogos del mundo.
El día de ayer tuve la oportunidad de viajar a uno de los lugares más preciosos de la provincia de Ávila: la Sierra de Gredos. Y además con una compañía inmejorable, mis nuevos compañeros de residencia con los cuales compartiré más que comidas y cenas.
Esta excursión (por llamarla de algún modo) fue planteada como una jornada de convivencia para que nos conociésemos mejor y uniésemos lazos, meta que creo con total seguridad alcanzamos.
La jornada comenzó pronto, muy pronto, demasiado pronto para algunos. Pero no importaba, pues durante el trayecto tuvimos tiempo necesario para descansar, tener alguna que otra conversación o tocar las narices a los que se durmieron (aunque no mucho, no somos tan crueles).
Dos horas interminables en el bus tuvimos que realizar para llegar al destino. Y gracias a la genialidad de una mente privilegiada comprobamos la habilidad de nuestro conductor en conducción marcha atrás, bravo por él.
Primeras fotos del día al pie de la montaña. Todo el mundo con una sonrisa en la cara, feliz y risueño. Hasta que empezamos el ascenso... No pasaron ni cinco minutos y ya se veían las primeras fatigas. Se notaban tanto la falta de deporte como el exceso de alcohol en el cuerpo, pero poco a poco empezamos a coger ritmo y continuamos con tranquilidad hasta nuestra primera parada, una fuente donde saciamos nuestra sed y también nuestro apetito (hubo gente que se comió los dos bocatas que teníamos para todo el día; hay que ver lo ansiosa que puede ser la gente...). Y una vez recuperadas las fuerzas proseguimos el camino. Este segundo tramo se tornaba mucho más fácil, pues ya habiamos coronado el punto más alto.
Segunda parada: el mirador. Un lugar espectacular desde el cual pudimos contemplar las maravillas que nos ofrece la naturaleza. El circo de Gredos se veía más bello que nunca y era la ocasión perfecta para tomar aún más instantáneas con la sierra de fondo.
El tramo final. Último destino: la Laguna. Tomamos el sendero, todo cuesta abajo. Sin prisa pero sin pausa. Una pena no poder a la fauna autóctona de la zona, pero aún así disfrutamos del paisaje. Y por fin, después de recorrer algo menos de dos horas, llegamos a nuestro destino.
Y como ya era la hora de comer, lógicamente, comimos. Tranquilamente sentados a la orilla del agua. Quizá fue por el cansancio o por la satisfacción de terminar el camino, pero aquél bocata de tortilla me supo a gloria.
Antes de retomar el camino de vuelta debiamos hacer una parada obligada. La poza de la esmeralda, una poza con un agua muy pura y cristalina, digna de cualquier spa. Aunque también digna para darte un bañito en ella. Solo un joven gallego se atrevió a meterse en esas gélidas aguas, baile previo para entrar en calor. Una acción muy valiente previa al camino inverso que nos tocaba hacer.
La vuelta no tuvo muchos problemas. Fue algo más dura, eso sí, el primer tramo, pero una vez se allanó el terreno fue pan comido. Es más, tardamos mucho menos de lo esperado. Nos dió tiempo a los primeros que llegamos a la plataforma donde nos dejó el bus a comer algo mientras llegaba el resto del grupo.
Ya de nuevo todo el grupo reunido, cogimos el bus y nos fuimos a un pueblo cercano de la zona: Hoyos del Espino, donde nos esperaba nuestro querido cocinero con una suculenta barbacoa al aire libre. Pero antes, celebración de la eucaristía en la iglesia del pueblo.
Era de noche y debíamos volver a Salamanca. Subimos todos al bus y nos dirigimos hacia la ciudad universitaria. Al principio los ánimos estaban muy altos pero paulatinamente la gente empezó a relajarse y no pocos fueron los que cayeron en los brazos de Morfeo. Y antes de la hora prevista llegamos al colegio (la BlackBerry ayudó a que se hiciese más corto el viaje)
¿Conclusiones que saco? Bueno, este grupillo parece que va a ser majo. Pero las apariencias engañan muchas veces; habrá que estar alerta.
No obstante no puedo quejarme, fue un día perfecto:la excursión a Gredos, misa en Hoyos y barbacoa en la naturaleza, todo ello en buena compañía. ¡Qué más se puede pedir!

1 comentario:

  1. Sabes que mi querido Prito. Después de 5 años en Ávila, me he marchado sin conocer la sierra de Gredos. Me lo apunto en las cosas pendientes. Que tal os va???. Saludos para todos, je je je.

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