Hola a todos una vez más. Este viernes pasado tuvo lugar la fiesta de inauguración del curso del Colegio Mayor "Tomás Luis de Victoria", en el cual un servidor reside. Con este acto se hacía oficial que el nuevo curso 2011-2012 había comenzado. Como no podía ser de otra manera, este acto vino precedido por la tradicional Eucaristía presidida por el obispo. Ya en este momento empecé a ver conductas que no tenían lugar, pero bueno, es normal que la gente se canse tras 20 minutos de homilía. Una vez finalizada la Eucaristía tuvimos la oportunidad de compartir algunas palabras con el señor obispo, quien se acercó humildemente a nosotros y con un trato cercano, algo digno que cualquier persona debería cultivar. Fue corta esta conversación pues eran muchas las cosas que quedaban por delante y el tiempo disponible se agotaba.
De nuevo en el salón de actos pudimos disfrutar de la lección de D. Olegario Sánchez de Cardedal, premio Ratzinger en Teología (lo que equivaldría al Nobel en dicho campo). Tras esta conferencia, de la cual saqué conclusiones muy interesantes que me ayudarán en el futuro, tuvo lugar la imposición de las becas. Este reconocimiento se da a aquellos colegiales que hayan seguido los ideales del centro y que puedan ser ejemplo para los nuevos, aunque también se dé a modo de reconocimiento a personas importantes para la vida del colegio. Este año esas becas honoríficas han recaído sobre el ponente de la lección inaugural y sobre nuestro querido capellán. Enhorabuena a todos los que habéis recibido la beca de colegial mayor.
Una vez finalizados los actos inaugurales, empezaba la otra fiesta. Las invitadas (y los pocos invitados que podíamos contar con los dedos de una mano) llegaron puntuales, todas ellas guapas como siempre y elegantes para la ocasión. Nada más recibirlas con flores pasamos todos al banquete que se había preparado, una cena en la que comías calidad en lugar de cantidad. Y ya finalizada la cena comenzó la "fiesta". Fiesta entre comillas porque aquello ya se convertía en un viernes normal en el que la gente sale de copas con música de fondo, a excepción del traje. Primero en la cafetería del colegio y después en un local de la Gran Vía salmantina. La gente era libre de hacer lo que quisiese, beber hasta mas no poder o volver al colegio a la hora que desease.
Así a grandes rasgos podría definirse la fiesta del Tomás, aunque también las casi 200 fotos que un servidor tomó son testigo de ello. Pero no quisiera quedarme aquí con un simple resumen de lo acontecido, es conveniente que realice una breve reflexión sobre ciertos aspectos que no puedo entender. Por ejemplo, ¿por qué no bajó todo el mundo a la misa? Quiero decir, se supone que estamos en un colegio cristiano con unos ideales cristianos entre los cuales la Eucaristía debe ser un pilar básico. Entiendo que haya gente a la que no le gusten este tipo de actos pero que menos que hacer acto de presencia al menos por respeto a los demás, aunque no participen.
Otro aspecto, y este de ninguna manera entiendo, es la concepción que se tiene de Alcohol=Fiesta. Vale, normalmente se suele tomar alguna que otra copa en una fiesta. Hay gente que aun con 12 necesita más. Pero algunos, los que menos, tienen casi la obligación de beber hasta que no puedan más o no tengan más dinero. ¿Tan potente es la influencia del alcohol en la juventud actual? Por lo que he podido comprobar parece ser que sí. Me da pena que en la cabeza de los jóvenes de hoy día no entre la posibilidad de pasárselo bien si no es con alcohol por delante. Y no por ello quiero generalizar, pues se que existen personas que todavía salen de fiesta y no necesitan emborracharse, pero no hace falta más que salir un fin de semana cualquiera a una discoteca cualquiera y este patrón se dará en la práctica totalidad de los presentes.
No pretendo con estas palabras cambiar el mundo de un día para otro, tan solo quiero expresar una realidad a la que apenas se da importancia por su gravedad; es más, da la sensación que este tipo de conductas se premian y refuerzan antes que otras que, desde mi punto de vista, están siendo infravaloradas. Solo eso.
De nuevo en el salón de actos pudimos disfrutar de la lección de D. Olegario Sánchez de Cardedal, premio Ratzinger en Teología (lo que equivaldría al Nobel en dicho campo). Tras esta conferencia, de la cual saqué conclusiones muy interesantes que me ayudarán en el futuro, tuvo lugar la imposición de las becas. Este reconocimiento se da a aquellos colegiales que hayan seguido los ideales del centro y que puedan ser ejemplo para los nuevos, aunque también se dé a modo de reconocimiento a personas importantes para la vida del colegio. Este año esas becas honoríficas han recaído sobre el ponente de la lección inaugural y sobre nuestro querido capellán. Enhorabuena a todos los que habéis recibido la beca de colegial mayor.
Una vez finalizados los actos inaugurales, empezaba la otra fiesta. Las invitadas (y los pocos invitados que podíamos contar con los dedos de una mano) llegaron puntuales, todas ellas guapas como siempre y elegantes para la ocasión. Nada más recibirlas con flores pasamos todos al banquete que se había preparado, una cena en la que comías calidad en lugar de cantidad. Y ya finalizada la cena comenzó la "fiesta". Fiesta entre comillas porque aquello ya se convertía en un viernes normal en el que la gente sale de copas con música de fondo, a excepción del traje. Primero en la cafetería del colegio y después en un local de la Gran Vía salmantina. La gente era libre de hacer lo que quisiese, beber hasta mas no poder o volver al colegio a la hora que desease.
Así a grandes rasgos podría definirse la fiesta del Tomás, aunque también las casi 200 fotos que un servidor tomó son testigo de ello. Pero no quisiera quedarme aquí con un simple resumen de lo acontecido, es conveniente que realice una breve reflexión sobre ciertos aspectos que no puedo entender. Por ejemplo, ¿por qué no bajó todo el mundo a la misa? Quiero decir, se supone que estamos en un colegio cristiano con unos ideales cristianos entre los cuales la Eucaristía debe ser un pilar básico. Entiendo que haya gente a la que no le gusten este tipo de actos pero que menos que hacer acto de presencia al menos por respeto a los demás, aunque no participen.
Otro aspecto, y este de ninguna manera entiendo, es la concepción que se tiene de Alcohol=Fiesta. Vale, normalmente se suele tomar alguna que otra copa en una fiesta. Hay gente que aun con 12 necesita más. Pero algunos, los que menos, tienen casi la obligación de beber hasta que no puedan más o no tengan más dinero. ¿Tan potente es la influencia del alcohol en la juventud actual? Por lo que he podido comprobar parece ser que sí. Me da pena que en la cabeza de los jóvenes de hoy día no entre la posibilidad de pasárselo bien si no es con alcohol por delante. Y no por ello quiero generalizar, pues se que existen personas que todavía salen de fiesta y no necesitan emborracharse, pero no hace falta más que salir un fin de semana cualquiera a una discoteca cualquiera y este patrón se dará en la práctica totalidad de los presentes.
No pretendo con estas palabras cambiar el mundo de un día para otro, tan solo quiero expresar una realidad a la que apenas se da importancia por su gravedad; es más, da la sensación que este tipo de conductas se premian y refuerzan antes que otras que, desde mi punto de vista, están siendo infravaloradas. Solo eso.
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