Estaba oscuro, tinieblas en todo el local. Sólo una pequeña luz roja iluminaba la estancia tenuemente. Las paredes se descascarillaban con tan solo mirarlas; el antiguo esplendor de ese azul dejó paso al triste color del cemento. Las mesas habían sido atacadas por todo tipo de hongos e insectos, apenas se mantenían en pie, en su interior estaban huecas. Nadie se atrevía a sentarse en las banquetas por miedo a acabar con el culo lleno de mierda,...