Dos mil doce. Verano. Felicidad. Como dice la canción, un paraíso. Pero todo lo bueno llega a su fin, por suerte o por desgracia. C'est la vie...
A decir verdad no ha sido un mal verano. Vale que tuve que empezarlo con un par de exámenes (ambos aprobados satisfactoriamente), no lo niego. Vale que tuve que hacer un curso intensivo de pintura de interior (con excelentes resultados, todo sea dicho). Vale que no haya hecho prácticamente nada de lo que me había propuesto hacer (y era una lista muuuuuuuuuuuuuuuuuuy larga). Pero no obstante este será uno de los mejores veranos: Gandía Power a tope, el campamento, conocer a la Familia Nazaret, todas las escapadas en el Pritomóvil, y tantas otras cosas más que quedarán resumidas en un etc.
Empieza de nuevo el curso, otra vez a la rutina. Ea, que le vamos a hacer. Y si tenemos que afrontarlo que sea con una sonrisa y el recuerdo siempre presente de algo grande. Habrá que ponerse las pilas para que pase rápido, que a la vuelta de la esquina ya está el verano 2013. Comienza la cuenta atrás...
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